domingo, 25 de agosto de 2013

La aerolínea de bandera

Propongo una solución para Aerolíneas Argentinas. Una alternativa innovadora, nacional y popular. Una forma de superar el conflicto entre los que sienten en el corazón la importancia de tener una línea de bandera, y los que sufrimos en el bolsillo que pierda 2 millones de dólares diarios. 
Propongo que la propiedad de la empresa se distribuya entre los que la quieran de verdad. Se hace un registro nacional y los que quieran ser accionistas se anotan. Entre todos ellos se divide la empresa, de esta forma la sentirán realmente propia. Esta acción podrá ser vendida por sus poseedores a partir del quinto año de su suscripción. El Directorio y su management actual, altamente comprometidos en su gestión, permanecerán en sus puestos. 
En el mismo día del traspaso a los nuevos y verdaderos dueños populares, se termina el subsidio del estado nacional. No tiene sentido que el resto de la sociedad que renunció a su patrimonio siga girando dinero a esta empresa; o lo hace con todas las empresas aerocomerciales para estimular el sector, o no incentiva a ninguna. Así como no es lógico ayudar a Ford y perjudicar a Fiat, tampoco lo sería ayudar a AA y no a LAN o a Andes. 
Si necesita financiamiento, pued emitir un bono como el de YPF y seguramente sus accionistas saldrán a comprarlo como forma de apoyar su nueva empresa.  O puede realizar convenios con las provincias que claman por vuelos baratos hacia sus ciudades.
Es hora que los defensores a ultranza de una línea nacional den un paso al frente y suscriban esta propuesta. Yo paso.

sábado, 24 de agosto de 2013

Los pueblos bonsai

Un bonsai es un arbol criado en una maceta. Para evitar que crezca a su tamaño normal se lo confina en un "bonsai" (maceta en japonés), se cortan sus raíces y se podan sus ramas.  Se busca que se desarrolle como un árbol común, que imite sus formas sin que decaiga o se muera.
El modelo económico de la última década ha tenido un éxito indudable en el desarrollo de "pueblos bonsai" en el interior del país.
Con la misma lógica del artesano japonés los caminos, ferrocarriles y sistemas de comunicaciones se mantuvieron al mínimo, frenando su posibilidad de intercambiar productos. Los recursos extraídos mediante impuestos fueron recortes durísimos que evitaron el posible destino de árbol crecido. La juventud que continuó migrando a grandes ciudades en busca de educación y trabajo fueron como brotes que se arrancaron ni bien asomaron en el arbolito enano.
En la década de mejores precios internacionales de los bienes que producen estos pueblos su crecimiento de población fue apenas vegetativo.
Mientras en el Matto Grosso Brasilero brotaron ciudades producto de su desarrollo agropecuario, en Argentina vimos el crecimiento del conurbano bonaerense como actor político y social fundamental, postergando otra vez el interior profundo.
Hay quienes orgullosos muestran calles asfaltadas, nuevas luminarias, o plazas parquizadas como logros de estos últimos diez años en las localidades del interior. Es como alegrarse por la única flor del ceibo de maceta.
Universidades, hospitales, autopistas, sistemas de riego, estadios deportivos, industrias, habitantes, familias, trabajo. Todo eso y mucho más nos han podado en estos 10 años de políticas a cargo de estadistas de bonsai.

lunes, 19 de agosto de 2013

El glaciar y la renta extraordinaria

El Glaciar es una maravilla del mundo. Localizado en el Parque Nacional Los Glaciares, es uno de los pocos hielos continentales del mundo que sigue creciendo. Esto produce los famosos desprendimientos que tanto disfrutan turistas argentinos y extranjeros.
Podemos decir entonces que pertenece a los argentinos, y al ser de todos es responsabilidad del estado protegerlo para su disfrute por parte de esta generación y las futuras que vendrán.
En una interpretación social de los recursos naturales los beneficios que generan su explotación comercial pertenecen por tanto a toda la sociedad en su conjunto.
Podemos decir que la "renta extraordinaria" que logran los hoteles que más cerca se encuentran del parque nacional son de todos los argentinos.
Un porcentaje muy grande de la ocupación hotelera se cubre con extranjeros que viajan a visitar el glaciar. Representa un ingreso de dólares que tanto necesita la economía argentina para comprar el combustible que esta en economía en crecimiento necesita.
No debemos olvidar tampoco el beneficio social que significa el turismo para todos los habitantes del país. Es ofensivo que esta belleza natural argentina sea disfrutada en su mayoría por extranjeros. Los motivos que se esgriman para esta injusticia, distancia a las grandes ciudades, costo de los servicios en la zona, sólo demuestran la falta de visión solidaria de los empresarios que explotan un recurso que es de todos.
Es por esto que se están analizando las siguientes medidas: Los hoteles, cabañas, hostels y campings de las localidades de Calafate, El Chaltén, Río Turbio y alrededores pagarán un impuesto del 30%, por encima del IVA, sobre la tarifa cobrada; los hoteles, cabañas, hostels y campings de las mismas localidades deberán reservar un 50% de su ocupación durante todos los meses del año para turistas nacionales, la Secretaría de Turismo de la Nación podrá variar este porcentaje en función de la demanda interna.

Si esto parece descabellado, sobre todo a los empresarios del Calafate ¿Por qué se considera natural que desde hace años los "hoteleros" que invertimos millones sobre la maravilla natural que es la producción agrícola argentina seamos expoliados con retenciones a la exportación y manejos arbitrarios del mercado por el bien de "la mesa de los argentinos" y "la renta extraordinaria"?